Nació, creció exponencialmente,
se reprodujo en miles de esquejes y ahora también se ha fracturado. Al
movimiento Democracia Real Ya (DRY), germen e impulsor del 15-M, le han crecido
los enanos.
Días atrás, un grupo de
integrantes de DRY aprobaron tras una polémica asamblea constituirse en
asociación sin ánimo de lucro, algo que colisiona frontalmente con los
principios de este movimiento que se opone a convertirse en cualquier tipo de
entidad jurídica.
Tras conocerse esta escisión,
desde DRY se anunció la expulsión de cinco de
sus antiguos miembros por registrar otra asociación con el nombre del
colectivo “saltándose todos los protocolos de democracia interna”.
El movimiento que fermentó los “indignados”, a través de un comunicado, se desvincula tajantemente de la asociación homónima.
En cambio, este colectivo advenedizo lamenta las consecuencias pero asegura que
seguirá trabajando “comprometidos con la movilización y con el resto del
movimiento 15-M”.
Fabio Gándara, uno de los
miembros expulsados por DRY, es reacio a entrar en disputas, si bien matiza que
la represalia obedece a que “una cierta parte del movimiento” no le ha gustado
el paso dado para reestructurar la plataforma. “Son luchas que creemos no son
de recibo en un movimiento ciudadano” señaló a Europa Press.
Lo cierto es que la conversión de
una parte de DRY en asociación ha generado una espiral de críticas y confusión
que han tambaleado los principios del colectivo a escasos días de celebrar el
primer aniversario de la aparición del 15-M.
En su página web, DRY se ha visto
obligada a redactar un comunicado donde explica su particular visión de los
hechos. Dejan claro que la decisión “no representa más que a una reducida minoría”
y que Democracia Real Ya no la asume como colectivo.
Hablan que la decisión fue tomada
de manera “ilegítima y unilateral” tras una asamblea celebrada en Madrid los días
21 y 22 de abril. Además, recuerdan que tras la II Asamblea Estatal, celebrada
en Málaga, se acordó que DRY no adoptaría ninguna forma jurídica “ya que
contradecía nuestros principios”. E insisten en que “nadie puede
apropiarse de DRY” porque no se trata de una marca, si no una idea, “unos
valores, unos principios y unos objetivos políticos y sociales en base a la
radicalidad democrática”.
El malestar es patente en el núcleo
que originó el 15-M. Tienen claro que lo sucedido no va a desvirtuar el poder
de convocatoria y las movilizaciones que desde DRY se siguen programando. De
hecho, el 12 de mayo se han convocado centenares de manifestaciones en todo el
mundo para evidenciar que el movimiento
de los “indignados” goza de buena salud y que su consolidación es un hecho.
Advierten que un sector creciente
de la ciudadanía no se siente representado por la clase política y que
deslegitiman un sistema democrático en manos del entramado financiero. Por eso,
volverán a salir a las calles. Las veces que hagan falta.
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