miércoles, 11 de abril de 2012

Presupuestos Generales del Estado: migajas para la protección del medio ambiente



Diversos colectivos ecologistas estatales, como Amigos de la Tierra, Ecologistas en Acción, Greenpeace, SEO/BirdLife y WWF lamentan las exiguas partidas presupuestarias contempladas en los PGE para el medio ambiente. Además, alertan que ante los enormes desafíos existentes, caso del cambio climático y la desaparición de la biodiversidad, las partidas marginales destinadas en los presupuestos serán inservibles.

Estos colectivos señalan el peso residual de las partidas relacionadas con la preservación ambiental previstas por el gobierno central y que sufren un recorte medio del 21%, pasando de 2.258 millones de euros en 2011 a 1.789 millones este año, cuando el recorte medio del gasto de los ministerios es del 16,9%. Lo que refleja la tendencia bajista experimentada en los PGE desde el año 2008, inicio de la crisis económica.
A juicio de estos colectivos medioambientales, la marginación de la actuación ambiental por parte del estado entra en grave colisión con los desafíos a los que el país debe enfrentarse, caso del cambio climático, la pérdida acelerada de la biodiversidad, la degradación de ecosistemas, la contaminación de agua, aire y suelo, y el agotamiento de los recursos naturales. 

Muestran su disconformidad con la actitud pasiva y desinteresada de la administración central y reclaman una mejora sustancial en los PGE durante el trámite parlamentario. Sea como fuere, estos colectivos exigen al ejecutivo central llevar a cabo inversiones beneficiosas para el medio ambiente. 

La prevención de la contaminación y el cambio climático es la partida que más recorte soporta en el Proyecto, pasando de 101 millones de euros en 2011 a 53 millones en 2012. Un recorte del 48% cuando en España, aseguran estas asociaciones, los impactos del calentamiento global ya son evidentes e irán incrementándose provocando graves pérdidas económicas a sectores como el turismo o la agricultura. 

La protección y mejora del medio natural, que incluye la partida de Parques Nacionales, pasa de 225 millones de euros en 2011 a 190 millones en 2012, una reducción del 16%. Supone tan sólo un 0,3% del gasto de los ministerios. Estas cifras son ridículas para frenar la acelerada desaparición de biodiversidad, reflejada en la pérdida tanto de especies como de interacciones ecológicas, bienes, procesos y servicios ambientales esenciales para mantener las condiciones de existencia del ser humano en el Planeta. España tiene compromisos europeos e internacionales en el marco del Convenio de la Diversidad Biológica con objetivos que cumplir para 2020 y no se puede permitir retrasar una acción contundente de protección de la biodiversidad.

Tampoco se entiende un recorte del 38% a la protección y mejora del medio ambiente, de la que depende asuntos tan importantes como la calidad del aire o la gestión de los residuos. España contabiliza unas 16.000 muertes prematuras al año por contaminación atmosférica, por lo que apostar por una mejor calidad del aire repercute en un evidente ahorro en el gasto sanitario del país. 

Por su parte, la calidad del agua pierde un 25% de su asignación presupuestaria frente a 2011, aunque el propio Ministerio reconozca los incumplimientos de la normativa europea en esta materia. En cambio, el gasto en gestión e infraestructuras del agua, la partida de lejos más importante del capitulo ambiental, se recorta solamente en un 12%, haciendo temer que no desaparecerán las inversiones las obras hidráulicas innecesarias y altamente impactantes.


En desarrollo rural, los recursos económicos para medidas del Fondo Español de Garantía Agraria no varían. En cambio la dotación del programa de desarrollo rural sostenible pasa de 200 millones a 28 millones, aunque sea un aspecto esencial para mantener un medio rural vivo por permitir la participación de muy diversos agentes.

Con estas cifras, las organizaciones ecologistas de ámbito estatal no pueden dejar de establecer alguna comparación. Las grandes inversiones muy negativas para el entorno, en particular en materia energética, de transporte y de defensa, no desaparecen. Así se anuncia por ejemplo unas inversiones en infraestructuras de 11.368 millones de euros. Las partidas de lucha contra el cambio climático o de protección de la biodiversidad, dos de los mayores impactos ambientales de estas infraestructuras, son insignificantes a su lado.

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